jueves, enero 10, 2013

Zuheros

Este rincón de Córdoba, es uno de mis lugares preferidos para escalar en los meses fríos. Reúne mis características principales para ser elegido como destino en nuestras salidas en fechas clave (Navidad o Semana Santa):
- El primero de ellos, itinerarios de estilos variado y un amplio número de vías dentro de un variado rango de grados. En mi nivel.
- El segundo, ubicación en un lugar muy bonito.
- Tercero, no sueles coincidir con mucha gente, los locales si están, y poco más.
- Orientación: Sol hasta las 16 horas aproximadamente.
- Cuarto, gastronomía de calidad y precios asequibles.


Nos gusta aparcar en el aparcamiento del mismo pueblo y subir por el sendero del cañón del río Bailón, un rincón chulo y por el que hay diseminados otros muros con vías de placa y más fáciles que en el sector principal. También puedes ir dirección a Cueva de los Murciélagos y aparcar en una curva cerrada y bajar hasta los sectores, pero la primera vez que se va, es difícil de encontrar.
Para llegar al sector principal, hay que caminar entre veinte minutos y media hora. Vías en placa vertical muy técnicas, placas desplomadas chorreras, mocos y tacos y super desplomes de mocos y chorreras, buenísimos.

ESTE AÑO 2013, ESTÁ PROHIBIDO ESCALAR EN ZUHEROS DESDE EL 10 DE ENERO HASTA EL 15 DE JUNIO POR NIDIFICACIÓN.

Para desayunar, nosotros siempre lo hacemos en la Cantina, un lugar que tiene su encanto, situado entre Zuheros y Doña Mencía.

Para cenar, en la Cantina si se trata de carnes a la brasa, si es de tapeo, Casa Morejón en Doña Mencía es excelente, variedad y muy buena calidad/precio.

Estos días, tanto en Grazalema como en Zuheros, cuando el sol se marchaba aprovechaba para hacer un poco de desnivel corriendo, un día sí, otro no. Desde Zuheros, el mismo camino que sube a los sectores, llega hasta el pueblo de Cabra, antes su ermita, dos horas y media para un ida y vuelta por caminos con historia, de los de antes.


Estos días, también de lectura, encuentras un justificante, quizás un pretexto, quizás la luz de tanto movimiento tras años, de aquí para allí, subiendo y bajando, caminando y escalando. Es el siguiente:

En "El infinito viajar" Magris contrapone dos formas de entender el viaje en nuestra cultura: la concepción clásica del viaje circular, que implica el retorno final a la patria o al hogar; y la moderna, de raíz nietzscheana, en la que el desplazamiento es rectilíneo y cuya meta final no es otra que la muerte, que precisamente se intenta diferir a través de ese "infinito viajar" que implica el ir cambiando a medida que nos desplazamos.

Son muchos años, moviendo, de un lado para otro, la mayoría de las veces para escalar, y la verdad, cuando llego al hogar, ya estoy queriendo volver a marchar.

Ley de vida, pretexto de estar vivo.

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