Don Ramón subió al Urriellu aquel año, y nos contó su aventura, menuda proeza. Don Ramón era alpinista, casi nada.
Don Ramón nos sacaba, nunca mejor dicho, de excursión de vez en cuando por los montes que rodean Langreo, recuerdo los cuarenta y pico de clase subiendo en fila india al Mayau Solís, cantando, bebiendo Coca Cola y comiendo bocadillos de jamón y queso curado, mi preferido.
Mas tarde me volvió a dar clase Don Ramón, en 6º, 7º y 8º de Ciencias Naturales, pero ya no era Don Ramón, era "el bigotes" y como solo nos daba unas horas de clase a la semana, con mantener el orden ya era suficiente, ya no intimaba, además, cualquiera se ponía a contar batallas delante de unos cuarenta y pico, de los cuales una decena ya están en otro barrio por sus adiciones a las emociones fuertes (las de la aguja) y otros tanto se pasan habitualmente de la cola de la metadona a Villabona en un trasiego por causas pendientes, difíciles de explicar y entender. Cuenca dura y profunda, no es la generación de los sesenta pero sí de los comienzos de los setenta, solo lo conoce los que han estado allí.
El viernes me llaman los colegas para ir a escalar, estoy ocupado currando, no voy poder acercarme, por la tarde, a las seis estoy en Ciaño, me calzo las zapatillas y subo hasta el Mayau Solís corriendo y es cuando me acuerdo de Don Ramón, desde allí bajo hasta Sotrondio y de vuelta a Ciaño, subo al coche y bajo al tablón a estirar. Una hora y media de subidas y bajadas con unas vistas muy bonitas de la Xamoca, Retriñón, Peña Mea, y a la derecha, Ubiñas, Peña Rueda y Aramo, por supuesto, todo con nieve y al atardecer una luz especial.
Sábado, la idea es escalar en Rioseco, escalar y meter unos parabolts, llegamos a Rioseco y todo mojado, destino más arriba, Cueva Boyu. Allí, en los bombos, todo mojado, en la pared roja y muro trasero, todo seco, escalo Aprendiz de Brujo, Gracias Kurt y Quijote. Cuando termino, nos subimos hasta Orlé, subo corriendo hasta Conforcos, cuando llego ya no da el sol, soledad total, solo escucho el ruido del río y la respiración agitada de mi perra Frida, nos bajamos, ya de noche nos volvemos a encontrar con Canto que subió hasta la mitad, hora y quince minutos para este tramo empedrado cuesta arriba y cuesta abajo, en donde la concentración es vital para no perder el ritmo y el equilibrio.
Domingo, bajo la mirada del Urriellu, igual que el poster de la clase de Don Ramón, estamos en Poo, caras conocidas, fanatismo del bueno. Comienzo a ver la luz en San Fanatic. Somos los primeros en llegar, los últimos en marchar, escalo, leo y observo. Me gusta Poo, me gustan sus vistas, porque me hace pensar en el futuro, en el verano, como a Don Ramón, pero en Poo, en directo, no en foto.
Jairo en Lord Byron |
Cesar en Poo |
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