lunes, enero 04, 2010

Reflexiones sobre el viaje, el movimiento y la escalada.


"El origen de la existencia es el movimiento. Esto significa que la inmovilidad no puede darse en la existencia, pues, de ser ésta inmóvil, regresaría a su origen: la Nada. Por esta razón, el viaje no tiene fin, tanto en el mundo superior como en el mundo inferior" Estas palabras figuran en el Kitab al-isfar, El Libro de la revelación y los Efectos del Viaje, un extenso relato de viajes del sabio árabe del siglo XII Ibn Arabi. Es un tratado de carácter místico, de honda religiosidad, en el que todo - Dios, el universo, el alma- se enmarca en el signo del movimiento, un movimiento que se designa a lo largo de todo el libro con el nombre de viaje.

Este sabio árabe seguramente no escalase, sino seguro que hubiese sumado a sus viajes, la escalada, o a la escalada sus viajes, no me cabe la mas mínima duda. Porque para Ibn Arabi lo que buscaba con sus viajes es conocerse a uno mismo, y esto lo permite también el escalar, el acto, no la revista. Como acto individual en el que a través del movimiento, el éxito o fracaso personal te ayuda a conocerte a tí mismo, tus posibilidades, tus fallos,...

A esta reflexión llegué este finde, de lecturas y escaladas, cuatro días escalando en el que como las ruedas de oración tibetanas: el movimiento se adelanta al pensamiento. Y este movimiento (escalando) me ha permitido llegar a la siguiente meditación, o como coño quieras llamarlo:

Quien viaja y escala continuamente nunca para en el mismo sitio -visto desde la propia perspectiva- y, por lo tanto, siempre está ausente -desde la perspectiva de los demás, de los amigos, conocidos...-. Y es que, para tí mismo, estás en enfecto "en otro sitio", es decir, no estás, aunque en realidad sí estás, es decir, estás en ti mismo. Este razonamiento puede parecer una simpleza, pero es que tardé un tiempo en comprender que es así.

Con lo cual este año, escalar a tope, viajar lo que se pueda para estar bien y encontrarse con uno mismo y ...las meditaciones con cervezas y compañía...porque algo siempre hay que compartir ¿no?