lunes, julio 20, 2009

Fin a la historia interminable


Viernes 17 de julio. Realizo Salsa Rosa. Año 95 o 96, tendré que mirarlo, tengo Salsa Rosa a punto. Después de hacer la Tenessy y Trom, esta última, la primera repetición, comienzo a probar Salsa Rosa en busca del reto…después de caerme muchas veces, muchísimas, en la secuencias de las regletas hasta un par de veces una vez cogido el plano, abandono la vía por desmotivación total ante la impotencia la realizar la secuencia…posteriormente he realizado rutas más duras que esta, seguramente secuencias más difíciles, con muchísima más resistencia…pero llegar a ese tridedo y comenzar la secuencia, era para mí como un martirio, como un acto el cual me mostraba mis limitaciones como escalador. Nefasta sensación.

Este año tenía como objetivo probar la vía, volver a intentarla seriamente, no darle un par de pegues a ver que pasa, sino hacer un planteamiento responsable, pero sin agobiarme, sin demasiadas pretensiones. Se que estaba fuerte para probar la vía con garantías, más fuerte dudo muy mucho que me vaya a poner, con lo cual sabía que ahora o nunca, si era ahora bien, si era nunca también, ya lo tenía más que asumido. Salsa Rosa fue mi punto de inflexión en cuanto a la escalada deportiva se refiere así que no me desesperaría no hacerla, todo lo contrario, sería lo más normal. Me bastaron cinco días de ensayos para dar con la llave.
El primer día que voy este año a Cueva Boyu, en el mes de junio, pruebo la parte de abajo, hostia, la chiripa existe, y encuentro una forma de hacer el paso totalmente novedosa que me permite solucionar el problema en un tanto por ciento muy elevado. Coger la media luna con mano derecha en invertido y con una brazada llegar a la chorrerita, mano derecha coger el invertido y lanzar al cuerno. Ahora quedaba el puto paso de arriba. Me paso una tarde entera mirando todas las posibilidades y me deprimo, no soy capaz, ni más potencia, ni más resistencia, ni más nada, no se me da y no se me da el puto paso. Pero en una de estas, probando en plan gilipollas la combinación más imposible…coño, así me va mejor. Tridedo con derecha, regletita con izquierda, chorrera con derecha, subir mano izquierda a la regleta lateral inclinada superior, dejarme caer a la regletita con mano derecha, subir el pie derecho al diedro y…¡¡¡cruzar la mano derecha al plano!!! Y en el plano cambiar las manos…increible, ni lanzar, ni na, eso sí, hay que hacer una fuerza en triceps con mano izquierda bastante potente y hacer mucha fuerza con el pie derecho en el diedro para equilibrar la fuerza que hay que hacer con la mano izquierda. Pero la solución de la incógnita era de manual, si puedo tirar bien de la mano izquierda y coloco bien el pie derecho el equilibrio es perfecto, la cintura pegada a la roca y me permite mover la mano derecha, de manual.
Una lección de creatividad, de no darse por vencido, de no tirar la toalla. Podía haber realizado la primera repetición de la vía hace trece años, ahora he realizado como mínimo la repetición número treinta, después de haber visto a encadenar a la mayoría de mis amigos y conocidos, de ver sus métodos, sus luchadas, de disfrutar de sus encadenamientos…y yo lo he tenido que hacer trece años más tarde de una forma totalmente diferente. La misma meta, caminos diferentes. No sentí una sensación especial al encadenar, mas bien la sensación de quitarte un peso de encima, muchos años pasando por debajo de esa ruta y saber que casi la tuve a punto y que no la podía hacer era como tener un trabajo inacabado y que posiblemente nunca lo iba a realizar, así de simple. Se acabó.