lunes, octubre 20, 2008

Pasado, presente y...


Cuando tenía doce años empecé a salir asiduamente al monte. Todos los domingos que el grupo de montaña al que pertenecía organizaba una salida, allí estaba yo, también mi hermano y posteriormente mi amigo Pedro, que en paz descanse. Allí conocimos a otras personas que empezaron a ser muy buenos amigos y que en la actualidad aún conservo como Arturo Madera, Javier, José Luis. También de vez en cuando había unos personajes, mayores que nosotros, que salían al monte con el grupo cuando las rutas eran potentes, Fernando y Arturo. Los dos nos animaban a ir a escalar con ellos y poco a poco tanto Arturo M, Pedro y yo empezamos a realizar escaramuzas-expediciones con la escalada (comprar material a escondidas, esconderlo para que no lo pillasen en casa, ir a escalar diciendo que hacíamos otras cosas...). Salíamos los tres solos, copiando los nudos que veíamos en los manuales, experimentando con el rapel...de vez en cuando coincidíamos haciendo bulder con Arturo en un muro de piedra en Sama... y nos empezamos a calentar la cabeza. Y ni quiero comentar los estados de "exaltación suicida" tras las lecturas de Messner, Boivin y compañía. Quiero decir, que los que aún estamos aquí, estamos de chiripa, y las pruebas de ensayo-error rapelando de clavos y empotradores colocados por nosotros mismos y colgándonos de..., fueron positivas, también tengo que confesar que algunas salvadas por la mínima.


Arturo Madera y Pedro fueron perdiendo interés por la escalada y sin embargo, debe ser que el magnesio me produce estados de dependencia, yo continue dedicando más tiempo, o la culpa no la tiene el magnesio, sino un personaje que siempre me llamó poderosamente la atención, Arturo. Escalando con este, empecé a conocer a los escaladores del valle, que se contaban con los dedos de una mano (Chema, Miguel, Andrés) y me admitieron en "la secta". Durante muchos años, Arturo, Andrés y yo éramos inseparables en nuestras sesiones de fanatismo, nos pasábamos muchísimas horas escalando, prácticamente encadenamos la totalidad de vías de nuestra zona de juego y vivimos excelentes momentos de escalada y montaña. Fueron unos años muy enriquecedores y muy, muy, muy fanáticos...llegué a pesar 62kg entre los 16 y 18 años, no comíamos nada, menuda locura los finales de los 80. Una vez haciendo el espolón del Jisu y la Sur de Horcados Rojos en el día con Miguel y Arturo, nos reíamos que mi antebrazo era más gordo que el biceps...

Lo que pasa, es que con el tiempo nos fuimos separando por motivos variados y ahora cada cual tiene su tiempo ocupado con su locura y en ocasiones, estas, no son compartidas.

Bueno, al grano, que de vez en cuando nos juntamos para cenar Arturo, Andrés y yo, para recordar batallitas, y en una de estas, pues quedamos para escalar durante un fin de semana entero, y este finde fue el pasado, pero Arturo nos dejó colgadetes y nos fuímos Andrés y yo... y como no, nos los pasamos en Poo. Allí escalamos con Marco, Fonso de Infiesto y un colega de ellos y mas tarde también aparecieron Merche, Carmen, Jose y Paco.

La verdad es que no paramos todo el finde de escalar, de hablar del pasado y futuro y para cerrar la sesión reequipamos una buena vía que tiene la misma edad que nuesta amistad, El hombre inglés. Hay queda para el disfrute de todos/as.

Y es que para saber hacia donde vas y donde estás, también hay que recordar de donde vienes.